Por Marina Isabel Pagani*
La actualidad nos sacude y nos deja perplejo ante tanta
asimetría económica, pobreza y desolación mundial. El fin del Siglo XX y los 20
primeros años del Siglo XXI han asolado el planeta. El ser humano es el primer protagonista es este infierno
ecológico urbano en el que vivimos.
Definiendo a la ecología urbana se puede conceptualizar como a la intersección de los ambientes naturales y el construido por los seres humanos y los aspectos socio-económicos que atraviesan la vida en general. Debe considerarse que en los últimos 50 años los ecosistemas han cambiado de manera más rápida y dinámica que en cualquier otro período de tiempo en la historia. Esto ha puesto en riesgo a la biodiversidad que hace posible la vida y el bienestar humanos.
La biodiversidad es la diversidad de vida, la variedad de seres vivos que existen en el
planeta y las relaciones que establecen entre sí y con el medio que los rodea.
Es el resultado de millones de años de evolución y que no somos amigables con el ecosistema.
La especie humana y sus culturas han
emergido de la adaptación al medio, su conocimiento y su utilización. Es por
ello que la
biodiversidad tiene dos dimensiones: la biológica y la cultural.
La biodiversidad también posee valores intangibles, aquellos difíciles de
cuantificar en términos materiales: los valores éticos, estéticos, recreativos,
culturales, educativos y científicos. Por lo tanto, conservar y utilizar
sosteniblemente la biodiversidad es una forma de preservar la estabilidad de
los ecosistemas de los cuales obtenemos los servicios esenciales para el
desarrollo humano[1]
El
desarrollo poco sostenible ha traído como consecuencia la pérdida de
biodiversidad de manera irreversible: según algunos autores, aproximadamente el
60% de los ecosistemas en el año 2005 estaban siendo degradados o usados de
manera insostenible.
Dentro de las herramientas para revertir
esta situación resultan especialmente claves los aspectos de resiliencia y los ecosistemas urbanos[2],
políticas para atacar el cambio climático, entendiendo por cambio climático el calentamiento y
los "efectos secundarios"
de este calentamiento
como son los glaciares que se derriten, tormentas de lluvia más severas
o las sequías más frecuentes, la gestión de los recursos naturales, y el manejo de riesgos
causados por desastres naturales.
Por otra parte, la resiliencia urbana[3]
reconoce al área urbana como un sistema complejo y dinámico que debe pasar y
adaptarse a varios desafíos y shocks. Respondiendo integrada y holísticamente a
través de la actuación multinivel del sistema urbano, esto es, físico, espacial
y organizacional. La resiliencia es una cualidad integral del desarrollo urbano sostenible y que detecta
oportunidades de transformación para las ciudades.
Los desarrollos poco sostenibles junto al
calentamiento global dan como resultado la resiliencia dirigida hacia una economía Circular[4]
que es uno de los sectores clave del
“Gran Impulso para la Sostenibilidad”, término propuesto por CEPAL[5] en
el documento “Construir un nuevo futuro:
una recuperación transformadora con igualdad y sostenibilidad”.
[5] https://www.cepal.org/es/publicaciones/43964-estudio-economico-america-latina-caribe-2018-evolucion-la-inversion-america
Una
ciudad circular[1] incorpora los principios
de una economía circular en todas sus funciones, estableciendo un sistema
urbano regenerativo, accesible y abundante por diseño. Una ciudad circular es tecnológica, con sectores
bajos o de cero emisiones, es resiliente,
está en armonía con el ecosistema, y genera prosperidad, mediante el desacople
de la creación de valor a partir del consumo de recursos finitos.
La resiliencia es el proceso de adaptarse bien a
la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza,
o fuentes de tensión significativas,
como problemas familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud
o situaciones estresantes del trabajo o financieras. En este escrito se visibilizan las iniciativas de economía
circular[2] en
diversos sectores, de las ciudades de América Latina y el Caribe, que se han
adherido a la Declaración de Ciudades Circulares[3]
[1] https://www.endesa.com/es/nuestro-compromiso/nuestro-compromiso/economia-circular/ciudades-circulares
[2] https://www.cepal.org/es/eventos/avances-economia-circular-america-latina-caribe-desafios-oportunidades-lograr-un-estilo
[3] Declaración
de Ciudades Circulares de América Latina y del Caribe. Ciudad de Roma, 25
octubre 2021