Quienes hemos tenido la desdicha de conocer el abandono en nuestra primera infancia podríamos haber quedado prisioneros de la tragedia, el dolor y el rencor.
Sin embargo hemos sido bendecidos por Dios porque hemos podido transformar el rencor en amor, como ha sido mi caso y el de mi hermano mayor, de tener la gran oportunidad de ser contenidos, educados, apoyados y amados por nuestras tías abuelas que se hicieron madres ante la ausencia.
Porque relato todo esto....
Porque esa generación de seres de luz tenían en su esencia la necesidad de dar, de cumplir , de educar y de llevarte por el camino del bien.
Nos enseñaron a subir a un colectivo y cederle el asiento a una mujer o a un mayor, nos inculcaron que había que estudiar o trabajar que todo era producto del esfuerzo,construyeron en nosotros el sentimiento del respeto por el otro, que nuestro derecho tenia como limite el derecho del otro, que la maestra estaba para formarnos y le debíamos respeto...
Hoy recuerdo con corazón agradecido ese titanico trabajo que realizaron dos abuelas cargadas de años pero desbordadas de amor para brindarnos.
Adonde quiero llegar con este relato?
Al lugar donde mi mente y mi corazón recuerdan quizás la enseñanza que marco mi vida para siempre y me permitió heredarles a mis hijos la mayor riqueza que podía legarles en vida y que seria su patrimonio de por vida.
uds se preguntaran cual es tamaño tesoro..
El Valor de la Palabra, no hay mayor riqueza para un hombre y su sociedad que saber que aquellos que sale de nuestra boca lo sostenemos con nuestros actos, que lo que prometemos cumplimos y que si no preferimos guardar un prudente silencio.
Por eso hoy vemos una sociedad totalmente descreída y sin esperanza porque ven que sus hombres públicos, dirigentes y funcionarios prometen una mejor calidad de vida , una tierra de prosperidad para que florezcan los sueños, pero que nada de esto se sostiene en el tiempo, que El Valor de la PALABRA ha dejado de tener valor y si esa es la principal riqueza de una Patria, como no sentir desesperanza , estamos perdidos y sin rumbo.
Depende de cada uno de nosotros volver a recuperar ese camino que con tanto sacrificio construyeron nuestros abuelos para que volvamos a ser una tierra de Amor, de Paz, de alegría, de Esperanzas y Transformación.
Recuperemos el Valor de la Palabra y hagamos renacer la verdadera transformación en cada uno de nosotros que nos permita llegar al Desarrollo integral del Ser para poder construir un Nuevo Orden donde cada uno de nosotros podamos ser quien debemos ser y que la garantía de todo sea el VALOR DE LA PALABRA.
Jorge Sittoni