Por
Jorge Leandro Sittoni y Hugo Enrique Pérez
El
12 de septiembre de 1961, el presidente Arturo Frondizi firmaba el decreto
7.992, base legal de la última gran estrategia de Desarrollo de la Marina
Mercante y de la Industria Naval que tuvo la República Argentina. Cien años
antes, en 1861, el industrial entrerriano Justo José de Urquiza creaba un
astillero sobre el río Uruguay, naciendo el primer consorcio naviero del Río de
la Plata.
Desde 1961 a la fecha, los argentinos nunca más contamos con una estrategia de Desarrollo Naviero que contenga a la Marina Mercante y la Industria Naval. Hoy, todo se reduce al negocio de la administración de la vía navegable hasta el puerto de San Lorenzo. Un negocio que se limita a si el estado nacional o un privado será el que cobrará el peaje fluvial; nada se dice que la República Argentina carece de una flota de buques de bandera y mucho menos sobre la Industria Naval nacional.
El
modelo que el Contralmirante Horacio Esteverena llevó adelante durante el
frondizismo constituyó una suerte de «revolución»
porque significó una transformación profunda de la realidad naviera de
Argentina, llevada adelante en dos etapas:
·
Al principio se encargaban los buques en el
exterior y, en Argentina, se les realizaba el mantenimiento preventivo y
correctivo en astilleros locales,
·
Posteriormente y en una segunda instancia, se
comenzó a construir embarcaciones comerciales en esos astilleros que habían
desarrollado su «know how» nacional.
La
construcción naval es considerada en los países industrializados como una
industria estratégica por tener importantes efectos multiplicadores en otros
sectores industriales locales; en tanto que el beneficio sociolaboral debería ser el de
generar empleo genuino, mano de obra
calificada y capacitación para jóvenes y desocupados. A los efectos de dimensionar
este beneficio, se estima que por 1
empleado directo en la industria naval, se crean 2,5 empleos indirectos en las
industrias subsidiarias y de servicios a ella asociados.
El
Desarrollo Industrial de los puertos entrerrianos: la Industria Naval
Convencidos que la
industrialización es la clave para poder llevar adelante un proceso de
transformación profunda de Entre Ríos, basado en energía a bajo costo, con un
sistema portuario moderno y una política inteligente de captación de
inversiones privadas nacionales e internacionales es que consideramos que la
Industria Naval debe ser parte del desarrollo portuario provincial.
En
tal sentido, debemos tener en claro que un puerto es una herramienta de
desarrollo regional. Por lo
tanto, restringir su concepción de ser una simple interfaz entre dos modos de
transporte[1]
– como ocurre actualmente -, constituye un desacierto porque nos deja
anclados a un modelo vetusto, de gestión aislada, burocrática, no
comercial y en el que solo sirve para permitir el traspaso de las cargas del
camión al buque, es decir, las funciones se restringen a cargar, descargar y
almacenar mercaderías.
Por
ello, creemos que los puertos entrerrianos deben iniciar un camino de transformación
gradual. Ello implica que
se conviertan en Centros de Servicios al Transporte, a la Industria y al Comercio.
Así, tanto Ibicuy como Concepción del Uruguay deberían ofrecer servicios a la
industria que, aunque no guarden
relación con la actividad de carga y descarga; comiencen a ser parte de la
actividad portuaria, actividades consideradas estratégicas, como la Industria
Naval.
Bajo
el título de «Ibicuy, puerto y zona
franca son llaves que abren las puertas al mundo» propusimos hace cuatro años
que la «Gran Perla Entrerriana», además
de devenir en el gran concentrador de cargas del Mercosur; se proyecte como un Polo de la Industria Naval dado que allí
debería funcionar una gran zona franca comercial e industrial.
Con respecto al puerto de Concepción del Uruguay, debemos recordar que en 2022, durante el gobierno de Alberto
Fernández, se autorizó la entrega – partida del Dique Flotante D 4 que
estaba emplazado en las instalaciones del ex Ministerio, actual Delegación Río
Uruguay de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación. Para los uruguayenses fue un momento doloroso debido al vínculo productivo
que mantenía el dique flotante con el Río Uruguay y su desarrollo.
La
otra cara de la moneda es el grupo de uruguayenses, que a fines del 2021, agremiados en torno a la Cooperativa de
Trabajos Fluvial, Portuaria y de la Industria Naval «Azariel Ltda» –
matrícula INAES 60.403 - presentaron un proyecto a la
Administración Fernández y al gobierno provincial de Gustavo Bordet para conformar un «Complejo Productivo Fluvio
Portuario Regional Binacional» con base en el puerto de Concepción del Uruguay.
La propuesta consistía en generar una sinergia desarrollo productivista entre una
Empresa – típica institución de la Economía Capitalista - y esta forma de Cooperación
Obrera de Producción.
Entre Ríos es una provincia abrazada por
dos ríos, este abrazo es una bendición y para lograr el desarrollo productivo
de la región, ya no alcanza con que el puerto sea un lugar adonde se almacene y
se transborden troncos de pino desde el camión hacia los buques de
ultramar; los puertos entrerrianos deben
dar un salto cualitativo y es aquí, adonde la Industria Naval debe ser un protagonista importante. Quizás, se pueda comenzar resignificando lo que el tándem
Frondizi – Frigerio llevaran adelante a través del Plan Esteverena – hace 63
años-, que bien podría ser el punto de partida para generar esa transformación
profunda de la realidad actual que los entrerrianos nos merecemos.
[1]
José Osvaldo Mazondo define
como Puertos de Primera Generación a dicho puertos, típicos de la década del 60.
Libro «El Nuevo Rol de los Puertos Argentinos», Editorial Poligrafik – Proamar
año 1996