Por Verónica Codorniu
Las enfermedades no solo afectan al
enfermo, sino también a quien cuida, y mucho más a quien tiene un vínculo con
ese enfermo, es una labor extremadamente devastadora a nivel psicológico, físico
y emocional. A menudo la persona es una esposa, un hijo, la pareja y, a veces, un
amigo en caso de que el paciente carezca de familia o la familia del enfermo no
se encuentre disponible.
Ser responsable del cuidado de un familiar en un aspecto ayuda a los que cuidan que luchan con sentimientos de tristeza y del saber que éste ser amado está enfermo. Todo ello genera un impacto emocional importante. Al proveer cuidados al enfermo le permite al cuidador mostrar amor, respeto, afecto, haciéndolo sentir necesario y de utilidad.