lunes, 3 de febrero de 2025

Estrategia energética argentina: mucho debate, poca acción.

 


Autor: Ing. Eduardo Andrés Pérez - Compromiso Uruguayense 


Aunque el inicio de muchos artículos leídos sobre el tema, referencian la evolución histórica de la industria de la energía eléctrica en Argentina, la cita recurrente en la agenda política y económica del país desde finales del siglo XIX, es la brecha entre el debate y la acción concreta.

 Desde un primer punto de vista, sería contradictorio citar una referencia histórica si observamos el título de mucho debate y poca acción, pero como agrupación emergente, creemos luego de los aportes de muchas opiniones, que tenemos las herramientas suficientes para que Argentina, abandone el plan de corto plazo aplicado a la demanda de energía eléctrica y utilizar en forma eficiente, la abundante disponibilidad de recursos naturales y del potencial que nuestra Patria tiene, para convertirse en un referente en generación eléctrica sostenible, para ello, debemos proponernos que en el horizonte temporal, el largo plazo conduce a la planificación eficiente y el corto plazo, solo conduce a soluciones temporarias inefectivas. Por lo tanto, un repaso histórico es necesario.  

 A lo largo de décadas, se han presentado innumerables planes; propuestas y debates sobre la necesidad de expandir; modernizar y diversificar la matriz energética. Sin embargo, la realidad ha demostrado que las acciones concretas, muchas veces no han estado a la altura de los discursos. Desde la nacionalización de la energía eléctrica en la década de 1940 y luego de 4 presidencias, en 1946 con el electo democráticamente General Juan Domingo Perón, tomo pleno auge el desarrollo de la industria energética, con una fuerte política de industrialización y justicia social, demostrado por los aspectos más destacados como:

1.               Nacionalización y Creación de Agua y Energía Eléctrica, en 1947 Perón inició un proceso de nacionalización de los servicios eléctricos, hasta ese momento en manos de empresas extranjeras, creando la empresa Agua y Energía Eléctrica (AyEE) para gestionar el sistema hidroeléctrico y eléctrico del país. Además, fortaleció la estatal Compañía ItaloArgentina de Electricidad (CIADE) y SEGBA (Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires).

2.           Plan Quinquenal y Expansión de Infraestructura (1947-1951), impulsó la construcción de usinas eléctricas y redes de distribución, además del desarrollo de centrales térmicas y la promoción de proyectos hidroeléctricos, para aumentar la generación de energía.

3.            Obras Energéticas y Centrales Importantes, con la construcción de la Central Hidroeléctrica El Chocón-Cerros Colorados (aunque terminó en la década del '70), se amplió la generación de energía en Buenos Aires y Córdoba, paralelamente, se comenzó a planificar el aprovechamiento del Río Uruguay con represas como Salto Grande.

4.              Crisis y Déficit Energético, a pesar de los avances, hacia el final del segundo gobierno de Perón (1952-1955), el crecimiento de la demanda energética superó la capacidad de generación para el abastecimiento pleno de Buenos Aires y otras ciudades, sumado a problemas políticos-económicos que incidieron en la falta de inversión extranjera, limitando el desarrollo de nuevas infraestructuras.

 En los años ´90, se realizó la modernización del sector energético, pasando por la privatización de empresas de distribución y la monopolización de sectores como transmisión, donde la empresa CAMMESA conformada para la administración de precios de compra-venta de energía; la gestión eficiente del flujo de energía, etc, no ha estado a la altura de las circunstancias de ofrecer una innovación constante y que es requerida para un mercado tan dinámico como el sistema eléctrico argentino, siendo ineficiente en las crisis energéticas recurrentes del siglo XXI.

 A la fecha, el sector ha atravesado momentos de expansión y retroceso. Si bien se han registrado avances en generación y distribución, como la incorporación de energías renovables en los últimos años, persisten desafíos estructurales que limitan el desarrollo del sector. Los anuncios sobre grandes obras de infraestructura han sido frecuentes, pero su ejecución en muchos casos lenta o incompleta, mostrándonos ejemplos como el estancamiento de proyectos hidroeléctricos estratégicos o la demora en la expansión de redes de transmisión, son los reflejos de una contradicción entre la planificación y la acción efectiva. En nuestra provincia, aún se relega el hecho de que la energía eléctrica es el motor de la reactivación productiva, que tanto ansiamos los entrerrianos, pero la realidad, nos sacude encontrando productores que aún no tienen acceso a la energía eléctrica para la realización de actividades agropecuarias intensivas, acceso limitado exclusivamente por el actual esquema de distribución energética, con el traslado a la demanda de elevados costos qué tornan inviable la producción en determinados sectores, los cuales se ven severamente perjudicados. Aunque se cuentan con planes de inversiones financiados por Secretaría de Energía, estos resultan no ser suficientes para cubrir la demanda, dejando a nuestros productores, totalmente aislados. 

 Nuestra óptica es clara, nos encontramos en un punto de quiebre, quizás, en las puertas de una nueva transformación de la matriz energética, para asistir al sector que sigue enfrentando dificultades por falta de inversión sostenida; políticas de Estado claras y una visión de largo plazo. Actualmente, la planificación aparente se basa solo en una forma, la de hacer el seguimiento de la variación de los costos marginales cuando aumenta el consumo, algo totalmente distorsivo que afecta a la oferta y proporciona soluciones aparentes en el corto plazo. ¿El resultado? Ineficiencia de mercado.

 Pregonamos un concepto de ser disruptivos por innovación y no por creación, que consiste en un ordenamiento integral de lo que disponemos y no pretender crear fórmulas mágicas. Apoyamos la integración de energías renovables bajo la forma de microgeneración distribuida, proponer proyectos; analizar escenarios y sobre todo trabajar en forma mancomunada, por el bien de nuestra provincia y ser una vez más, la provincia que lleve al ordenamiento nacional. 

 La ambición equilibrada y orientada al bienestar general no es negativa, queremos ser ambiciosos en aportar nuestras herramientas para el desarrollo productivo y por ende el bienestar de la sociedad, de algo estamos seguros, la historia del sector eléctrico en Argentina es, en gran medida, la historia de promesas ambiciosas que han chocado con la realidad de una ejecución parcial o deficiente.