Por Verónica Codorniu
Los avances tecnológicos y científicos le
han otorgado a la humanidad grandes beneficios,en cuanto a las patologías
crónicas podemos decir que no se ha conseguido aliviar en su totalidad el dolor
por parte de los tratamientos de la medicina convencional. Teniendo raíces en
la antigua India hace aproximadamente 2500 años, la meditación persigue aliviar
el sufrimiento del ser humano.[1]
No solo en la India la meditación tiene
sus raíces, también en países orientales como China es considerada una práctica
antigua de curación e introspección.
Pero ¿qué es la meditación?
La
meditación es una práctica que a través de la introspección nos permite la
conexión con nuestro interior y a canalizar nuestros pensamientos y emociones.
El Dr. Herbert Benson, fundador del
Instituto Médico Mente-Cuerpo, en la Universidad de Harvard con la colaboración
de varios hospitales de Boston, informa que la meditación induce una serie de
cambios bioquímicos y físicos en el cuerpo o “respuesta de relajación” [2]
Para ello, hay que seguir estos pasos
clave: relajar-centrar-aceptar-observar. Relajarse en una postura cómoda,
centrar la atención en un punto de referencia, como un objeto o la respiración,
aceptar y estar abiertos a las experiencias del momento y observar qué sucede.