Por Marina Isabel Pagani*
El presente estudio ha sido elaborado en el
marco del comienzo del dictado de clases y de las actividades universitarias
durante el inicio del año 2020 con motivo de la Pandemia por Covid-19 y el
surgimiento del teletrabajo como única opción de enseñanza y de trabajo.
El propósito del proyecto es contribuir a desentrañar
el impacto que tuvo la pandemia en los trabajadores universitarios, dar
respuesta sobre las competencias digitales que poseen o no y las capacitaciones
que derivan de este inédito escenario a dos décadas del comienzo del Siglo XXI.
Katz, Jung y Callorda (CAF, 2020) sostienen
que la pandemia del Covid-19 es inusitada en la medida de que plantea un
desafío al sistema socio-económico, sanitario y educativo mundial, entre otros.
A partir de la aplicación de las primeras medidas sanitarias decretadas por la ONU el 11 de marzo de 2020, sumadas al temor por el contagio, comenzaron a acumularse las evidencias anecdóticas que daban cuenta de la importancia de las tecnologías digitales para contrarrestar el aislamiento, difundir medidas profilácticas, y facilitar el funcionamiento de sistemas socio económicos.
Los autores mencionados plantean estimar con
base a la evidencia empírica la importancia de la digitalización como factor
mitigante de la disrupción de la pandemia. Así es que uno de los efectos inmediatamente
más claros de la pandemia ha sido la clausura de oficinas, lugares de
enseñanza, negocios, fábricas y medios de transportes para prevenir el contagio
y por consiguiente, el inicio del teletrabajo.
Los especialistas en el tema en general
coinciden en que más allá del impacto de las redes de telecomunicaciones en la
sociedad, la modalidad de teletrabajo ha generado respuestas positivas y otras
no tanto en el uso de aplicaciones de videoconferencia a través de chat,
wattssap o skyppe para facilitar la comunicación laboral y el tráfico de datos
dentro del hogar con base a la tecnología de Wi-Fi. La penetración de Internet
en hogares es la palanca fundamental para poder afrontar la pandemia y las
futuras pandemias.
La realidad muestra que la digitalización en
los hogares permite a la población continuar realizando una serie de tareas
cotidianas que anteriormente requerían el contacto físico y la presencialidad,
a pesar de las discrepancias entre los trabajadores en cuanto a la cantidad de
horas dedicadas al trabajo. Algunas preguntas que pueden ser desarrolladas en
la investigación nos ponen en contacto con la realidad universitaria, por
ejemplo;
¿Puede la
digitalización actuar como factor mitigante, reduciendo el impacto disruptivo
de la pandemia en la universidad?
¿Cuál es
el grado de despliegue de internet y de las plataformas digitales en la
universidad y en el hogar para seguir trabajando en modalidad de teletrabajo?
¿Hasta
qué punto las redes y las tecnologías de la información y de la comunicación
pueden responder al desafío de generar competencias digitales en los
trabajadores universitarios?
¿El trabajador universitario, puede acceder a capacitaciones
gratuitas o debe responder con su propio presupuesto?
Estos interrogantes,- dado la magnitud del
problema-, y algunos cuestionamientos de la realidad universitaria en pandemia
por Covid-19, me llevan a indagar, a investigar y a dar respuesta al área de
interés en forma concreta. Una pregunta de investigación puede formularse así:
¿Cuáles
son los desafíos que presentan los trabajadores universitarios de menos de 60
años y mayores de 60 años en la modalidad de teletrabajo en época de Pandemia
por Covid-19 vinculado a las competencias digitales y capacitaciones en el uso
de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación en una Universidad?
Los resultados
de esta investigación están dirigidos a promover y fomentar entre el
personal de la universidad seleccionada que se desempeña en teletrabajo, la
práctica y asistencia a capacitaciones digitales sincrónicas y asincrónicas
realizadas por el Departamento de Educación a Distancia a través de la plataforma
Moodle de la universidad seleccionada.
Este
proyecto tiende a favorecer el aprendizaje de los trabajadores de la comunidad global ya que los resultados
obtenidos sobre el teletrabajo en los trabajadores universitarios en pandemia,
no solamente impactará en las universidades sino en todos los ámbitos
nacionales, regionales y mundiales relacionados al trabajo virtual. Este nuevo
escenario mundial de vulnerabilidad, con gran cantidad de población afectada
por coronavirus, sujeta al aislamiento o de distanciamiento social por el
Covid-19 según el país, región, provincia o localidad, plantea continuar en
teletrabajo por los riesgos que conlleva la presencialidad hasta no estar todas
las personas vacunadas y con una efectividad comprobada de la misma.
Por otra parte, la movilidad estudiantil de estudiantes universitarios limitada a
esta situación mundial permitirá seguramente el crecimiento de universidades
virtuales con nuevas ofertas académicas en distintos lugares del planeta que
permitan una movilización de la matrícula a través de plataformas y redes con
menos costos económicos de traslados, alimentación, vestimenta y vivienda para
los alumnos y familias.
La internacionalización de la educación
superior eran prácticas cotidianas
en algunas universidades antes de la pandemia, en la actualidad estas
actividades universitarias se deberán reinventar con enormes desafíos en
modalidad virtual.
“La nueva universidad tras la pandemia: ventanas de oportunidad para reimaginar la
universidad” es el nombre de la conferencia que presentó el director del
Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América
Latina y el Caribe (IESALC), Francesc Pedró, en este encuentro internacional.
Para Pedró, la pandemia ha ofrecido diversas oportunidades en el ámbito de la
educación superior, principalmente en materia de aprovechamiento de las nuevas
tecnologías. Planteó como una de estas ventanas de oportunidad, el aprendizaje
móvil, debido a que los equipamientos tecnológicos, principalmente los celulares
inteligentes, están cada vez más presentes en la población joven de la región,
quienes los pueden aprovechar para la continuidad educativa.
Desde otro punto de vista, el teletrabajo puede contribuir a una
nueva organización laboral. Los Estados y las distintas organizaciones deberán
analizar y decidir sobre este futuro muy próximo de trascendencia social e
impacto económico en las sociedades. Nuevas políticas mundiales, nacionales y
provinciales deberán escribirse en los próximos años minimizando los costos
humanos en los países menos desarrollados, tema éste de presentes y futuros
debates.
En su libro “La Tercera Edad” (1993), Fabio
Ignacio Katz se refiere entre otros aspectos, a la Educación a Distancia en
personas que se han jubilado pero pueden y quieren seguir trabajando. Expresa
que “dentro del concepto de educación permanente elegimos la educación a
distancia porque tiene en cuenta los tiempos de aprendizaje individuales”.
También expresa Katz, (pág.129) “cada uno podrá orientarse y seleccionar en la
batería de multimedios, el más adecuado a sus modos peculiares de aprender,
elegir entre participar o no en grupos de aprendizaje, acercarse a su tutor y
guía según sus requerimientos en el proceso de aprender, y donde cada uno
tendrá la oportunidad de realimentar-mediante la práctica laboral-, el bagaje
adquirido, completarlo, corregirlo o reorientarlo”. Destaca Katz que “ todos
esos elementos han de ser abordados en una organización y combinación de
módulos adecuados donde los medios para realizar la educación a distancia están
representados por la televisión, radio, videos, computadoras, grabadores “.En
Katz ( pag.130) se sostiene que “la educación a distancia permite una
organización didáctica adaptada al perfil del grupo al que se dirige y adjudica
tiempos de aprendizaje acordes con el ritmo de quienes lo reciben en su propio
domicilio utilizando un amplio espectro de las tecnologías de la información y
la comunicación, combinando el trabajo grupal con el individual, garantizando
una comunicación bidireccional en el diseño pedagógico y seguido del tutor en
el camino de aprendizaje”
Expresa Beatriz Sarlo (2018, pág.13), “...no
recuerdo cómo fue avanzando y cambiando mi lectura en pantalla. Probablemente
no puedo recordarlo con precisión…” pero sospechaba que tenían algo que podía
interesarme; hubo archivos, páginas web, blogs, y así hasta hoy…” “…Lo primero
que leí en pantalla, desde la web y no desde archivos adjuntos que me enviaban
amigos o conocidos, fueron datos, que
buscaba en el campo hoy muy poblado de diccionarios, ficheros,
catálogos, mapas, cronologías, fotos y, más tarde, la siempre salvadora Wikipedia…”.
Sigue escribiendo Sarlo (La intimidad pública, 2018, pág.19 y 20 ),”...esta
relación temprana (para el caso argentino) me volvió una fanática. Compré mi
primera Toshiba portátil en enero de 1989. Todo el mundo pasaba por mi
escritorio para admirarla; por entonces, ya había aprendido lo suficiente para
que mis archivos no fueran devorados por el agujero negro que se generaba como
venganza de un golpe de tecla errado. Y así, describe Sarlo (pág. 17), “…los
beneficios increíbles que brindaba el comienzo de esta nueva tecnología a
partir de los 90, regida por fax, correos electrónicos, velocidad de escritura
y de respuesta”. Dice Sarlo, “La expansión técnica vuelve soberbios a sus
contemporáneos, cruelmente, juzgábamos ancianos a quienes se resistían a
aprender a un ritmo comparable con el del nuevo medio. Con ellos éramos
condescendientes, como malos profesores con sus alumnos retrasados y ejercíamos
la prepotencia optimista de los tecnócratas, aunque muchos no teníamos ni
rastros de saber técnico.” (Sarlo,2028, pág.21).
En la actualidad y como parte de la
investigación, citando al concepto de “competencia digital” , éste ha sido
abordado por varios autores y organismos gubernamentales con denominaciones
diferentes: “alfabetización digital”, “digital literacy”, “digital competence”,
“alfabetización multimedia”, entre otros. Algunos autores definen competencias
digitales como habilidades específicas o componentes de la competencia digital;
entre ellos, Paul Gilster, quien se refiere a la habilidad para acceder,
evaluar y gestionar la información en múltiples formatos y en una amplia
variedad de fuentes a través de ordenadores, aplicándolas en su proceso de
aprendizaje (Gilster, 1997). En el mismo sentido, el Parlamento Europeo
establece que para el uso de las tecnologías de la sociedad de la información
se deben desarrollar competencias básicas como “el uso de ordenadores para
obtener, evaluar, almacenar, producir, presentar e intercambiar información, y
comunicarse y participar en redes de colaboración a través de Internet”
(Comisión de las Comunidades Europeas, 2006, p. 11).
Adicionalmente, Martin considera que la
alfabetización digital implica la capacidad de llevar a cabo acciones digitales
exitosas en cualquier contexto de la vida cotidiana, definiéndola como: la
conciencia, la actitud y la capacidad de las personas para utilizar
adecuadamente las herramientas digitales, pasando por el proceso de
identificar, acceder, administrar,
integrar, evaluar, analizar y sintetizar los recursos digitales, que permita
construir nuevos conocimientos, expresarse a través de los recursos multimedia
y comunicarse con los demás en cualquier contexto especifico de la vida
(Martín, 2008, p. 27). Por lo anterior, se deduce que la competencia digital no
se debe limitar solamente al desarrollo de habilidades técnicas para el uso de
dispositivos digitales sino que debe alcanzar otros conocimientos relacionados
con procedimientos técnicos, cognitivos y sociales que son necesarios para
relacionarse en entornos digitales (Eshet, 2012) en un mundo globalizado y en
el marco de las competencias del siglo XXI (Chiappe; Rodríguez, 2017).
Tal como lo presenta Martín, se requiere la
elaboración mental donde subyace el proceso del pensamiento y del conocimiento
estructurado en tres niveles de la alfabetización digital: conceptualizadas en
el siglo XIX (en donde no existía ni se soñaba con las tecnologías que tenemos
hoy en día). La quinta entrega de la serie “El Futuro del Trabajo en América
Latina y el Caribe”, justamente, recoge cómo es regulación del teletrabajo en
nuestros países y destaca que Colombia es el país más avanzado en este tema. La
llegada del coronavirus marca un antes y un después, ya sea por la experiencia
positiva o negativa que deja en cada familia o por sus ventajas basadas en
horarios flexibles que le ha permitido a muchas personas trabajar en forma
remota, con hijos, con familia, con adultos mayores o discapacitados a cargo.
Seguramente el teletrabajo dejará una
enseñanza que los Estados deberán capitalizar en beneficio de los propios
empleados. Según la OMS (2010), se puede conceptualizar pandemia como la
propagación mundial de una nueva enfermedad y ésta explica que se produce una
pandemia de gripe cuando surge un nuevo virus gripal que se propaga por el
mundo y la mayoría de las personas no tienen inmunidad contra él. Por lo común,
los virus que han causado pandemias con anterioridad han provenido de virus
gripales que infectan a los animales.
En algunos aspectos la gripe pandémica se
parece a la estacional, pero en otros puede ser muy diferente. Por ejemplo,
ambas pueden afectar a todos los grupos de edad y en la mayoría de los casos
causan una afección que cede espontáneamente y va seguida de una recuperación
completa sin tratamiento. Sin embargo, por lo general la mortalidad relacionada
con la gripe estacional afecta sobre todo a los ancianos mientras que otros
casos graves aquejan a personas que padecen una serie de enfermedades y
trastornos subyacentes. Por el contrario, los casos más graves o mortales de
gripe pandémica se han observado en personas más jóvenes, tanto si estaban
previamente sanas como si padecían enfermedades crónicas, y está gripe ha
causado muchos más casos de neumonía vírica de lo que suele ocurrir con la
gripe estacional.
Siguiendo
con los conceptos de competencia digital de los trabajadores universitarios en teletrabajo por la pandemia, los
autores contemporáneos concuerdan, en esencia, en que esta competencia se ha
estudiado en la Universidad de La Sabana, Chía, Cundinamarca, Colombia. Algunos
autores se centran en habilidades específicas o componentes de la competencia
digital; entre ellos, Paul Gilster, quien se refiere a la habilidad para
acceder, evaluar y gestionar la información en múltiples formatos y en una
amplia variedad de fuentes a través de ordenadores, aplicándolas en su proceso
de 22 aprendizaje (Gilster, 1997).
En el mismo sentido, el Parlamento Europeo
establece que para el uso de las tecnologías de la sociedad de la información
se deben desarrollar competencias básicas como “el uso de ordenadores para
obtener, evaluar, almacenar, producir, presentar e intercambiar información, y comunicarse
y participar en redes de colaboración a través de Internet” (Comisión de las
Comunidades Europeas 2006, p. 11).
Es importante mencionar que todas las
dimensiones que integran la competencia digital se interrelacionan entre sí.
Como lo afirma Larraz Rada (2013, p. 90), “la competencia digital está formada
por alfabetizaciones que son las dimensiones de la competencia. Ninguna por si
sola puede desarrollarse.” Esta afirmación también la comparte Ferrari (2013),
destacando entonces que las competencias digitales se desarrollan a partir de
aprendizajes y prácticas cotidianas en dispositivos tecnológicos y con
capacitaciones acordes a los niveles de trabajo de los trabajadores
universitarios.
Fueron Barrios y Muñoz los primeros en utilizar el concepto de
Teletrabajo en Chile en 1995, éstos lo definen como trabajo "a pesar de la
distancia" (cfr. bib. p. 24), por la etimología del término - del griego
tele= distancia.
Lo anterior explica que muchos caractericen
al teletrabajo con la frase– cliché: “se lleva el trabajo al trabajador, en vez
del trabajador al trabajo.” El trabajo lo ha de realizar en una localidad
remota, usualmente en la casa del empleado durante un día o más a la semana“
(cfr.bib.) .
Lo cierto es que más que una moda, se trata
de una nueva modalidad laboral impuesta, primero por el avance tecnológico de
las tecnologías de la comunicación e información y segundo por la situación de
emergencia sanitaria debido al Covid-19.
Una definición específica es la del Programa
de las Naciones 23 Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2002), en el Informe sobre
el Desarrollo Humano en Venezuela, citado por Daccach (s.f., p. 1): “…Las TIC
se conciben como el universo de dos conjuntos, representados por las
tradicionales Tecnologías de la Comunicación (TC) –constituidas principalmente
por la radio, la televisión y la telefonía convencional– y por las Tecnologías
de la Información (TI) caracterizadas por la digitalización de las tecnologías
de registros de contenidos (informática, de las comunicaciones, telemática y de
las interfaces). Dicha concepción es significativa, porque no sólo incluye a
las modernas tecnologías, sino también a los medios de comunicación social
convencionales; la radio, la televisión y el sistema telefónico.
De la misma manera, Thompson y Strickland,
(2004) definen las tecnologías de información y comunicación,-TIC- como
aquellos dispositivos, herramientas, equipos y componentes electrónicos,
capaces de manipular información que soportan el desarrollo y crecimiento
económico de cualquier organización.
Para
que los trabajadores universitarios puedan realizar teletrabajo se tiene que
abordar estrategias de capacitación denominadas sincrónicas y asincrónicas,
definidas según Paulette Delgado en Observatorio de Innovación educativa (
junio 2020), como que el aprendizaje en línea se divide en dos categorías:
aprendizaje sincrónico y asincrónico.
El primero se refiere a aquella educación
donde los alumnos tienen la oportunidad de aprender e interactuar en el momento
(o “en vivo”) con su profesor y sus compañeros. Más en detalle, el sincrónico
es un tipo de aprendizaje grupal ya que todos están aprendiendo al mismo
tiempo. El aprendizaje asincrónico es aquél que puede suceder en vivo o estando
desconectados a través de videos, material o recursos educativos previamente
proporcionados por la profesora o profesor, es decir, la clase aprende lo mismo
pero cada alumno a su ritmo. Técnicamente, el aprendizaje sincrónico también
incluye conferencias, debates, clases en aulas físicas o actividades grupales.
A diferencia del asincrónico, que es más autodirigido ya que el alumno decide a
qué hora aprender.
TeachThought explica que, históricamente, la
mayor parte del aprendizaje en línea era asincrónico pero debido a la evolución
de la tecnología y que se han desarrollado herramientas como el ancho de banda,
la transmisión de video, redes sociales y más, se ha popularizado el uso del
aprendizaje sincrónico.
Según
Sandra Gómez, Ingrid Guarín y otros de la Universidad Militar de Colombia es de
destacar la importancia que tiene la implementación de medidas de intervención
frente a los estilos de vida y de trabajo saludables en el teletrabajo y el
papel que ellas puedan tener a través del ámbito de salud laboral en el
contexto de la salud pública. Se fundamenta en una investigación previa
desarrollada por la Universidad Militar Nueva Granada sobre la caracterización
de tele trabajadores de empresas públicas y privadas de la ciudad de Bogotá y
en la cual se identificaron los peligros en los entornos de teletrabajo y en
donde fue evidente la necesidad de desarrollar programas de estilos de vida y
trabajo saludables en esta población como estrategia de intervención. Para
lograrlo, se revisó la normatividad vigente tanto en el Ministerio de Trabajo
como en el Ministerio de Salud a fin de contar con un marco de referencia en
acciones de promoción y prevención. Para ampliar el soporte de evidencia se
realizó una revisión bibliográfica en buscadores científicos sobre literatura
nacional e internacional, seleccionando artículos académicos de los últimos
diez años que incluyeran la implementación de programas de estilos de vida como
herramienta para la prevención de enfermedades y accidentes de trabajo,
descartando aquellos que incluyeran experiencias anecdóticas sin fundamento
técnico o que no pudieran respaldar sus afirmaciones.
Se
encontró que, la investigación realizada y las fuentes bibliográficas
consultadas, coinciden en que se deben implementar programas de estilos de vida
y de trabajo saludables a la población tele trabajadora, ya que en la mayoría
de empresas contratantes no se tiene control o no se cuenta con las
herramientas necesarias para lograr que sus tele trabajadores los lleven a la
práctica.
Según
Gideon Shimshon y David Dye en Observatorio de Innovación Educativa (mayo 2020)
dicen “Para mitigar esta pérdida de ingresos, el cambio a la enseñanza en
online parece ser una característica permanente”. Pero, como dijo Marshall McLuhan,
"el medio es el mensaje"; simplemente replicar las prácticas de
enseñanza y la oferta de títulos típicos de un campus universitario, pero en
línea, es poco probable que se convierta en una estrategia ganadora más allá de
la crisis y a largo plazo. Una de las grandes fortalezas de las universidades “es
su perspectiva global y su capacidad para inventar e imaginar el futuro”.
Posada (2004:1) comenta, "el concepto de
competencia es bastante amplio, integra conocimientos, potencialidades,
habilidades, destrezas, prácticas y acciones de diversa índole (personales,
colectivas, afectivas, sociales, culturales) en los diferentes escenarios de
aprendizaje y desempeño". En este sentido, hablar del desarrollo de la
competencia necesariamente implica que el individuo establezca relaciones entre
la práctica y la teoría, transfiera su desempeño a situaciones diversas y
plantee y resuelva las situaciones problemas de manera inteligente y crítica
(Tobón 2006:1).
Tobón
es explícito al señalar el análisis de la formación por competencias en la
educación, teniendo como punto de referencia la gestión de calidad: [...] las
competencias son un enfoque para la educación y no un modelo pedagógico, pues
no pretenden ser una representación ideal de todo el proceso educativo, determinando
cómo debe ser el proceso instructivo, el proceso desarrollador, la concepción
curricular, la concepción didáctica y el tipo de estrategias didácticas a
implementar [...] las competencias son un enfoque porque sólo se focalizan en
unos aspectos específicos de la docencia, del aprendizaje y de la evaluación .
Ejemplos
de competencias laborales genéricas o transversales que son importantes en el
ámbito laboral: aprendizaje continuo, trabajo en equipo, orientación a
resultados, gestión, planificación, resolución de problemas, comunicación,
adaptabilidad, proactividad, creatividad, inteligencia emocional.
UNESCO define a las competencias básicas en
TIC que incluyen el conocimiento básico del sistema informático; gestión básica
del equipo; uso de procesador de textos; navegación en Internet; uso de correo
electrónico; diseño y edición de imagen digital; conocimiento básico de hoja de
cálculo y base de datos.
Retomando
en Rubén Arriazu Muñoz [1][1] Universidad de Extremadura, la adquisición de
competencias digitales se ha convertido en un elemento transversal e
imprescindible para sobrevivir en las sociedades tecnologizadas del siglo XXI.
La alfabetización digital es un proceso que
responde a factores intrínsecos y extrínsecos de la propia persona.
La
infraestructura tecnológica de un contexto geográfico, el nivel de acceso a la
tecnología o las propias motivaciones individuales conforman un escenario de
aprendizaje sujeto a la interacción constante de estos elementos. Partiendo de
estas consideraciones elementales, entendemos la alfabetización tecnológica
como un tipo de aprendizaje no solamente centrado en la capacitación técnica de
la tecnología sino también ideológica, es decir, el aprendizaje de las
competencias digitales no es un proceso neutro sino que está condicionado por
el enfoque ideológico que subyace a cada tipo de formación digital.
En
base a este planteamiento, en el presente trabajo se trata de reflexionar sobre
las situaciones de exclusión social provocadas por la brecha digital prestando
especial atención a los efectos, paradojas y contradicciones que tiene una
Sociedad del Conocimiento cada vez más selectiva en el uso y manejo de la
tecnología.
La hipótesis de este trabajo expresa que el
uso y aplicación de las tecnologías de la información y de la comunicación
(TIC) en el ámbito de teletrabajo en una universidad representa un desafío para
los trabajadores universitarios de menos de 60 años y mayores a esta edad en
época de pandemia de Covid-19 en vinculación con las apropiación y prácticas de
competencias digitales y la adquisición de capacitaciones específicas en
trabajo virtual.
El objetivo general del trabajo apunta a Identificar
las competencias digitales y capacitaciones específicas en TIC en el trabajador
universitario menor de 60 años y de más de 60 en vinculación con la Pandemia de
Covid-19 y los desafíos de teletrabajo que representan el uso y aplicación de
las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en el ámbito de una
universidad.
Los objetivos específicos consisten en
describir en el trabajador universitario menor de 60 años o mayor de 60 en
escenario de Pandemia por Covid-19, la necesidad de incorporar competencias
digitales vinculadas al uso y aplicación de las TIC para el teletrabajo en la
universidad seleccionada.
Asimismo,
establecer semejanzas o diferencias en ambos grupos etarios de trabajadores
universitarios en cuanto a necesidades de incorporación de competencias
digitales en TIC relacionado al tele trabajo, entre otros.
El tipo
de diseño de esta investigación, según el grado de
conocimientos sobre el objeto es exploratorio y descriptivo. Según el tipo de
trabajo a realizar, es bibliográfico y de campo. Según la posición del
investigador, es observacional. Según el movimiento del objeto, es transversal.
Según la temporalidad de los datos es prospectivo. Según el enfoque metodológico
es cualitativo, holista, basado en la realidad de los trabajadores
universitarios, es válido porque tiene datos reales no generalizable. Según los
datos disponibles las fuentes seleccionadas son primarias y secundarias. Los
datos son relevados por encuesta virtual y por observación semi presencial si
la situación de la pandemia lo amerita y el análisis de datos será realizado
con la escala Likert y sintetizado en un programa Excell.
La
investigación que se presenta forma parte de un acercamiento al objeto de
estudio y que consiste en identificar cuáles son los trabajadores
universitarios que necesitan capacitación en competencias digitales y que tipo
de capacitación es pertinente a los desafíos que presentan en el teletrabajo en
época de pandemia por Covid -19 los menores de 60 años y los mayores de 60 años
si es que hay alguna vinculación entre edades de los trabajadores y necesidad
de capacitaciones en conocimiento digital y aplicación de las Tecnologías de la
información y de la comunicación en una universidad , durante un período
comprendido.
Como
es un estudio de corte cualitativo, se obtiene la información de base en las
áreas correspondientes en la universidad y de los trabajadores universitarios.
Luego
se analiza el criterio de inclusión y
exclusión de la población seleccionada. Las fuentes e instrumentos según
Ander-Egg ( 2003, pág. 72-73), “…durante muchos años las fuentes tradicionales
a las que accedíamos estaban en la biblioteca, en los años 70 se agrega la
tele-documentación en algunos países del mundo desarrollado, a finales de Siglo
XX, las bases de datos se podían conseguir en CD, así como también las
enciclopedias digitales grabadas en CD o Disket…”
El
Siglo XXI llega con Internet, Banda ancha en grandes superficies del planeta
con costos importantes. En cuanto a la disponibilidad de fuentes de
información, las bibliotecas siguen generando un espacio acogedor donde el
lector puede buscar información pero la realidad del siglo por un lado y de la
pandemia por otro lado con la digitalización de libros, sitios, páginas con
artículos y papers actualizados al día y al minuto nos enfrenta a la realidad
del teletrabajo en la universidad y el mundo entero y muy a pesar de la
Pandemia por Covid-19.
En
realidad, las fuentes primarias son
confiables y ofrecen la garantía del investigador, de las instituciones
responsables, editoriales, etc.
En
esta investigación también se utilizarán fuentes primarias recolectando datos a
través de encuestas virtuales estructuradas, observación directa y análisis de los
datos observados, recolección de datos a través de planillas solicitadas al
personal de Recursos humanos de la universidad seleccionada. Cabe la
posibilidad de que la encuesta se realice en forma presencial si se habilita la
apertura presencial o semipresencial de la universidad en 2021.
Las fuentes secundarias serán tomadas de
autores de libros, de tesis de doctorados y de artículos científicos de
revistas indexadas escritos con anterioridad a la pandemia y también escritos
actuales, siempre relacionados a los objetivos de la investigación.
Se trabajarán variables directas e
indirectas y el plan de análisis culminará con el plan de
análisis de los datos recolectados. Un cronograma indicará los tiempos a seguir
en el proyecto.
*Doctoranda en Ciencias de la Salud
*Diplomada en Neurociencias
*Especialista en Educación Superior y
Nuevas tecnologías y en Políticas y Programas Socioeducativos
*Profesora en Geografía y Ciencias
Biológicas
*otras especializaciones
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