Por Verónica Codorniu
Las enfermedades no solo afectan al
enfermo, sino también a quien cuida, y mucho más a quien tiene un vínculo con
ese enfermo, es una labor extremadamente devastadora a nivel psicológico, físico
y emocional. A menudo la persona es una esposa, un hijo, la pareja y, a veces, un
amigo en caso de que el paciente carezca de familia o la familia del enfermo no
se encuentre disponible.
Ser responsable del cuidado de un familiar en un aspecto ayuda a los que cuidan que luchan con sentimientos de tristeza y del saber que éste ser amado está enfermo. Todo ello genera un impacto emocional importante. Al proveer cuidados al enfermo le permite al cuidador mostrar amor, respeto, afecto, haciéndolo sentir necesario y de utilidad.
Se pueden dar diferentes variantes en
estas situaciones. No todos se pueden sentir cómodos al tener que hacerse cargo
de los cuidados del enfermo. Cada persona lo vive de diferente manera y puede
suceder que afronte tan claramente la situación y luego presente sentimientos
encontrados que generen gran frustración, conocer las propias limitaciones y
poder hablarlas evita problemas potenciales y de esta forma se poder programar
los cuidados del enfermo de otra manera, ya que, para una persona sola, puede
llegar a ser demasiada responsabilidad.
Quizás la enfermedad del ser querido nos genera un torbellino de emociones tales como estar deprimido, no tener ganas de hablar, tristeza, un sin fin de sentimientos, por lo cual es importante tomarse el tiempo necesario para ordenarse y luego acordar algunas pautas, debiendo hacer con el enfermo siempre y cuando este tenga la lucidez necesaria para participar.
Tener en cuenta el grado de
independencia del paciente para determinar las tareas que él pueda hacer por sí
solo, es fundamental y así permite que el paciente haga tanto como sea posible
para él.
Es importante que el enfermo pueda
compartir con el cuidador los pensamientos, sentimientos y así animarlo a
hablar de otros temas que se encuentren fuera de la enfermedad.
La buena comunicación con la persona
enferma es fundamental y de esta manera el cuidador estará preparado para
afrontar y responsabilizarse de su ser querido. Debemos tratar de no ocultar
nada y apelar a la verdad de la información desagradable, las malas noticias,
pudiendo así proteger los sentimientos del enfermo.
Para evitar el resentimiento y
desconfianza debemos dejar que el paciente tome decisiones en la mayor parte de
todo el proceso.
Existen ciertos factores que
intervienen en el estado de la persona cuidadora que van a depender de la
patología y situación en el que se encuentra el paciente.
Cuando hablamos del estado en el que
se encuentra el paciente hablamos de síntomas tales como la agresividad, violencia,
incontinencia, vómitos, úlceras por decúbito, inclusive el aseo del enfermo,
que genera una exigencia por parte del cuidador de tipo psicológico físico y
emocional relacionadas éstas con las actividades desagradables con las que se
debe lidiar con un enfermo de determinadas características.
Algunos aspectos a tener en cuenta
para ayuda del cuidador:
1. Planificar los cuidados
2. Tener conciencia de que debe cuidarse
3. Descansar en la medida de lo posible
8 hs.
4. Mantener las relaciones sociales.
5. El ocio y el tiempo libre son
fundamentales y hay que disponer de ellos.
6. Delegar en la medida que se pueda y
solicitar ayuda cuando sea necesario.
“ Si puedes curar, cura. Si no
puedes curar, alivia. Si no puedes aliviar, consuela. Y si no puedes consolar, acompaña.”
(1)
Doctoranda en Ciencias de la Salud
Universidad.Barceló
Lic.en Enfermería. Univ.René Favaloro.
MP.69.645
Docente Universitaria. Univ.René Favaloro
Especialista en Discapacidad
Terapéuta Holística.
Registro 105/9
Bibliografía
1-Sagasta Coronel, Ángel . Si no
puedes consolar, ¿acompañas? Narrativas-COVID. Conviviendo [web en Ciberindex]
23/01/2021. Disponible en:
http://www.fundacionindex.com/fi/?page_id=1964